22.3.11

¡Réplicas dimisión!


El orden y la disciplina de Japón son valores ancenstrales que han traspasado fronteras y se han mantenido a lo largo de los siglos desde tiempos inmemoriables. Son valores intrínsecos en la forma de pensar japonesa, pero no por ello valores con fecha de caducidad más que pasada. Los más jovenes lo han convertido en respeto y educación y no importa la circunstancia o problema del que estemos hablando, esos valores siempre saldrán a relucir cuando hablamos de Japón.

Muchas cosas han pasado en esta última semana, todos lo sabemos, ha sido un punto y aparte en la historia de este país y bueno, aún lo está siendo. El incidente de la planta nuclear de Fukushima ha levantado una enorme polémica, no solo en tierras niponas sino también en el resto del mundo, no existe país alguno que en estos momentos no se esté mirando debajo de las faldas a ver si todo sigue en su sitio e incluso algunos que van incluso más lejos y por fin, deciden cambiarse de bragas, es decir, buscar soluciones de energía alternativas a la nuclear.

Ayer volví a Yoyogi Koen, no estaba tan soleado pero aún así se estaba muy dignamente. La alarma de terremotos sonó en torno a las 14:35 y yo me temía lo peor, pero a mi alrededor la gente seguía tumbada o jugando a la pelota o haciendo el indio, por lo que al final, el temblor ni siquiera se notó. Yo ya me imaginaba a mi mismo a lo Indiana Jones agarrado al borde del precipicio mientras la tierra se abría, etc. A las 16:00 dimos por terminado el pic-nic y nos dirigimos a Shibuya. Nada más salir del parque nos dimos cuenta de que había "estallado" una rebelión, una revolución de masas que pedía el cierre de Fukushima a grito pelado, a golpe de bombo y platillo, con altavoces atronadores y... en fila india ¿? Me acerco un poco más, empiezo a leer carteles de "NO a la guerra" y demás clásicos del reivindicalismo de a pie. Examino la fila, la gente está tranquila, anda despacio, en fila. Un coche encabeza la marcha y mientras, a golpe de altavoz recita unas enmiendas, la masa lo repite, pero más que como una protesta, como un mantra.

A su paso, se van sumando más policías y más gente. Le pregunto a Sakie que por qué hay tanta policía si la mayoría de los manifestantes están a punto de quedarse dormidos, le explico que en mi país, si hay una manifestación, lo mínimo que puedes esperar es algún cocktail molotov, o una cabra volando (sí, bueno, exageré un poco, ¡entendedme, hombre, soy andaluz!), a lo que ella me respondió, "no, la policía está para proteger a los viandantes". ¿?

La marcha siguió hacia Shibuya, adentrándose en la ciudad y sin salirse de un perímetro de 2 metros de ancho (a fila de 2). Cuando los vimos empezar gritaban sobre Fukushima, y luego ya habían cambiado a Libia, o a los impuestos, etc. Un día más tarde me enteré que la manifestación no había salido en ninguno de los medios del país, es decir, fue menos trascendental que un peo cósmico, y por eso me he dicho hoy... por esa gente que aunque su voz no se escucha se echa a la calle y se da un paseo multitudinario a viva voz (y ya que me identifico un poco porque yo con el blog es como si hicera una marcha igual pero con 10 personas detrás ) les dedico hoy esta entradita, como elogio, una vez más, a esa forma de hacer las cosas que nunca dejará de sorprenderme. ¡NO a los terremotos! ¡Cese de réplicas YA! (Por si acaso)

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