17.4.11

Heiwa y Hanami


平和 - Heiwa, el tesoro más preciado y mejor guardado de Japón. Heiwa significa paz, armonía, bienestar, significa, en resumen, vivir tranquilo. 花見 - El Hanami es la celebración del florecimiento de los cerezos. La gente se reune, concretamente y si se puede, debajo de un cerezo en flor y se lía a comer y a beber con salud, en compañía de amigos, familiares, compañeros de trabajo o incluso de algún desconocido extraviado (normalmente extranjero) que recaba en algún grupo de los cientos esparcidos por el parque.

En Tokio yo considero que hay tres grandes parques, cada uno de ellos con su, digamos, caracter especial (hay mas de tres pero los que más me gustan son estos tres). Yoyogi Koen, tal y como comenté en otra entrada, es hogar de músicos, de gente jóven. Hace algún tiempo, la música en directo, os hablo de bandas "full equipe" tocando en un intento de promoción absolutamente directo (un grupo llamado Funky Monkeys es fiel retrato de ese esfuerzo, empezaron tocando en la calle y ahora tocan en festivales y venden discos como churros) era bastante frecuente, sin embargo hoy en día la cosa ha quedado en algo más acústico y más tribal. Ayer mismo estuve en Yoyogi. Nos llevamos las acústicas y estuvimos torturando al personal cercano durante todo el día. No importa demasiado porque los grupos más cercanos eran a la izquierda, tres tipos soplando cada uno de ellos un didgeridoo, completamente en trance, podría haberles soplado con una trompeta al oído y no hubieran parado. A la derecha un saxofonista dándolo todo, desafinante y desafiante, pero con los carrillos rojos y llenos de vida mientras que paraba solo para darse lametazos en los labios, coger aire y... Al sur un grupo de 20 alumnos de danza (en la foto) bailando macabremente a ritmo de las palmas de su profesor mientras que al norte, un extraviado algo borrachuzo que empujaba un carrito por el parque con diferentes cachivaches, a saber con qué proposito, se paraba, confiscaba una guitarra y amedrentaba a un grupo de adolescentes a cantar "Don´t look back in anger" de Oasis, a lo que los chicos le siguieron con entusiasmo y desparpajo mientras que el resto de los grupos de alrededor se unían también al canto. Momento hippie.




Shinjuku Gyoen es otra cosa. No se si llamarlo parque es correcto, a mi me da la impresión de ser un parque tirando a jardín botánico. Fuí con Sakie hace uno días y fui testigo de uno de los espectáculos visuales más encantadores que he visto nunca. Para entrar a Shinjuku Gyoen hay que pagar una entrada de 200 miserables yenes y el consumo de bebidas alcohólicas no está permitido. Es el fiel de retrato de la idea de Heiwa que comentaba antes. Parejas, abueletes y por supuesto, gente jóven también pero de alguna manera, de otro humor. Fundí la batería del iphone en cosa de dos horas porque no podía para de hacer fotos. Mientras estábamos sentados en un banco contemplando el lago hubo una réplica de 6 grados, puede que de 3 o 4 en Tokio. Dos señoras mayores reían nerviosas a mi lado y yo, que soy un caballerete, les dije "no se preocupen, no pasa nada" a lo que evidentemente se rieron ya a carcajadas en toda mi cara, je, como si yo fuera a decirles a los japoneses que estén tranquilos, que solo es un terremotillo.




Luego está Inokashira Koen, situado en uno de mis distritos favoritos, Kichijoji. Un lugar en el que el hanami es especialmente hermoso. Me encanta Inokashira porque es para mi como un parque "underground", no está tan abarrotado como Yoyogi ni es tan soberbio como Shinjuku Gyoen, es un parque que tiene algo especial (aparte de uno de los mejores cafés que me he tomado en Tokio, eso sí, 6 euros de café). Suelo ir a Inokashira cuando voy a Kichijoji a comprar algún vinilo o algo de manga y aunque cierra por la noche (creo recordar), cuando cae el atardecer, si eres amante de la fotografía, es absolutamente recomendable.

Existen otros parques como el de Ueno, en donde se encuentra el Museo Nacional de Tokio, y en donde el paisaje es una amalgama de turistas, vagabundos y exposiciones de temática aleatoria (la última que vi era de ropa para mascotas, que por cierto ¡es la misma que había ayer en Yoyogi!), el parque de Hibiya, los jardines del Palacio Imperial o puede que uno de los jardines japoneses mejor conservados y más auténticos, Sankeien, aunque eso será en otra entradita.

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